Las noches sin dormir y los días sin sosiego; los recuerdos que se van desvaneciendo en la memoria, las noticias falsas y la esperanza, que, como una llama trémula, a veces se extingue y a veces revive. Así son las horas, los meses, los años de las madres buscadoras. Aquellas que se quedaron esperando el regreso de ese ser querido: esposo, hijo, padre…
Por: Gladys Adriana Espinel Rubio
De los once hechos victimizantes contemplados en la Ley 1448 de 2011, la desaparición forzada pone sobre la mesa la verdad como el principal elemento de reparación para quienes han enfrentado la guerra. El proceso de búsqueda es un elemento que no solo busca satisfacer la necesidad del reencuentro con un ser desaparecido, sino a su vez es un proceso en el que convergen un grupo de derechos: el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.
En la actualidad, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por desaparecidas (UBPD) avanza en la documentación de casos y la identificación de puntos de interés en todo el territorio nacional; sus hallazgos avivan la polarización política y la expresión pública de reconocimiento a las víctimas de este hecho es motivo de estigmatización y disputas por determinar quién tenía la razón.
Lo cierto es que Norte de Santander es el quinto Departamento de mayor afectación: 5.207 personas fueron víctimas de este delito. Frente a esta situación la Corporación Poderpaz, en principio y la Fundación Moiras, adelantan procesos con los que esperan apoyar a las mujeres buscadoras tanto en lo legal, como en la dignificación y la resignificación de sus vidas cotidianas dado que la búsqueda de personas desaparecidas es una lucha sin fecha de caducidad pues los responsables de estos hechos, son los únicos que pueden dar información real sobre lo que les pasó y sus familiares asumen la vocería para exigir respuestas a los victimarios.
Para aportar a la visibilización de la resistencias y resiliencia de estas mujeres, un grupo de investigadoras de la Universidad Francisco de Paula Santander en Cúcuta, han recuperado 18 relatos de las madres buscadoras trasladando sus historias en diversos soportes como podcasts, vídeos y crónicas que estará disponible próximamente en medios digitales; lo anterior, en el marco del proyecto denominado “Hasta encontrarlos: experiencias, desafíos y estrategias que conforman el proceso de búsqueda emprendido por las madres de hijos (as) desaparecidos (as) en Norte de Santander”, financiado por la misma Universidad.
De acuerdo a la Comisión de la Verdad, 121.768 fueron víctimas de este flagelo, sin embargo, el subregistro da cuenta de 210 mil personas; de acuerdo con la misma fuente, los grupos paramilitares fueron con un 52%, los principales responsables de desaparición forzada en Colombia, seguido de las Farc – EP con el 24%, múltiples responsables con el 9% y agentes estatales el 8%.
La Convención Internacional contra las desapariciones forzadas, a partir de su numeral 3, artículo 24, le da un carácter de imprescriptibilidad al constituirse como un crimen de lesa humanidad y le otorga el imperativo de no desistir de este proceso tal como se establece en los Principios rectores para la búsqueda de personas desaparecidas en donde se determina que este proceso no termina “hasta que se determine la certeza de la suerte y/o el paradero de la persona desaparecida”.