Hacer moda responsable no se resume en comprar prendas en fibras naturales, ni ropa de segunda mano, la idea es entender el impacto que tiene cada decisión que tomas de forma consciente.
Narradora: Mafe Romero
La industria de la moda es la segunda más contaminante del mundo, produce más emisiones de carbono que todos los vuelos y envíos marítimos, generando el tan lamentable calentamiento global.
Con este panorama, empezar a medir el impacto de las decisiones que se toman en términos de consumo es clave. La moda es forma de expresión, pero también un terreno donde hoy más que nunca debemos ejercer responsabilidad. Es hora de honrar al planeta desde tu estilo.
Redescubre tu armario, antes de comprar, un detox de closet es ideal. ¿Qué prendas realmente uso?, ¿qué podría intercambiar, donar, reparar o vender? No se trata de tirar todo: es liberar espacio para que tu estilo respire, y tu identidad se exprese con lo esencial.
Si bien ser del todo sostenible es una utopía. sí que puedes sumar esfuerzos. Empieza por comprar a marcas locales o emprendedores que no generan mucho stock, ‘compra menos, gasta más’, y esto se refiere a elegir calidad para evitar la sobre-compra, una tarde de intercambio de ropa entre amigas, o hacer tus looks sobre medidas, así como custumizar tus prendas, además invierte solo 20% en tendencias. Finalmente, lee las etiquetas, ya que el proceso de lavado también tiene un impacto en el medioambiente, usa jabones biodegradables, evita el secado con calor, lava menos, airea más y respeta el calendario de cuidado, ejemplo; los jeans no se lavan a diario, igual que las chaquetas. Comprender que importa mucho dónde compres y quién esta haciendo tu ropa, pero también vale mucho como la tratas, eso es una forma de apoyar al planeta.
La sostenibilidad no es moda, es una actitud, es honrar tu estilo y cuidar tus recursos. Tú también puedes inspirar con tus acciones. Comparte en tus redes cómo vives este tema conscientemente. Cada vez que eliges una prenda, estás proyectando una imagen más coherente y poderosa. No olvides, el cambio no empieza en grandes fábricas: sino en casa, en tu clóset, en cómo eliges vestirte y consumir por un mundo más justo, más bello y más humano.