La joven cineasta payanesa nos cuenta sobre las vivencias que rodearon la producción de “Cielo Roto”, un cortometraje de exitosos estrenos en los festivales de Cartagena, Gibara (Cuba), Querétaro (México), Jihlava (República Checa), Bogocine y Festival de Cine en Femenino (Bogotá) y Sanficci (Bucaramanga), que esperamos ver pronto en el Festival de Cine Corto de Popayán (Cauca)
Por: María José Alarcón Ardila
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Nací en Popayán hace 29 años y desde pequeña, mis padres me involucraron en el pensamiento crítico, la radio y la música. Muy influenciada por verlos ejerciendo procesos periodísticos y culturales, tuve esta gran conexión con eso que ahora le llaman “storytelling” y me interesé hacia mis dieciséis años en el cine. Todo empezó cuando empecé a asistir constantemente a uno de los cineclubes de la ciudad en el que estaban proyectando cine colombiano contemporáneo y algo en mí se interesó profundamente por saber cómo se hacían las películas.
Fue así como en 2013 emprendí el viaje que muchas personas que crecimos en ciudades pequeñas debemos hacer, irnos a la capital a estudiar en la universidad. Me enfrenté por primera vez con usar Transmilenio, vivir en una casa que no era la mía, valerme por mí misma, hacer amigues citadinos y sentir que la identidad se hacía cada vez más difusa mientras disfrutaba mis primeros veinte años en una fiesta de la loca juventud con toda la enorme oferta artística y cultural que tiene Bogotá.
Hace ya seis años que terminé mis estudios en cine y televisión y siendo estudiante tuve la fortuna de empezar a trabajar en el audiovisual principalmente con investigación musical y arte urbano. Para ese momento solo la cámara de 35mm que heredé de mi madre se convirtió en mi objeto favorito al que le dedicaba los proyectos que tenía en mente más allá de mi trabajo, la verdad nunca pensé que yo podría hacer películas pero sin planearlo terminó sucediendo.
Para contar esto debo regresarme a un no tan buen día de abril del año 2008. Recuerdo que estaba en el colegio y noté que no podía doblar una de mis piernas porque tenía mi rodilla izquierda muy hinchada, al principio los médicos pensaron que se trataba de un derrame del líquido sinovial por algún golpe… pero no fue tan sencillo, un año después me diagnosticaron con artritis reumatoidea juvenil. Desde ese entonces he lidiado con esta enfermedad todos estos años, con altos y bajos, momentos muy difíciles y dolorosos, pero siempre con una objetivo claro: poder aceptar la enfermedad y no dejar que me limite a pesar de que muchas veces lo ha hecho.
En 2018 en un increíble viaje que hice con la revista Cartel Urbano- para la que trabajaba como realizadora audiovisual- a los Montes de María y a la Sierra Nevada de Santa Marta, mi rodilla se hinchó a tal punto que tuve que parar mi vida. El regreso me abocó a una cirugía de rodilla y ante los requerimientos del posoperatorio tuve que regresar a vivir a casa con mi madre en Popayán para sanar. Menciono todo este chisme del pasado porque fue por este retorno no planeado que escribí el guión de lo que es hoy “Cielo Roto”, mi primer cortometraje. En 2020 obtuvimos el premio Relatos Regionales del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico FDC entre 267 proyectos a nivel nacional y los dineros del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico de Colombia- FDC apalancaron la materialización de esta ópera prima.
Un viaje a las raíces y rupturas
Hacer “Cielo Roto” fue un viaje profundo hacia las raíces de mi núcleo familiar: Mi padre, mi madre y mi hermana Alejandra. Lo pensé como un ejercicio de sanación transgeneracional a través de la creación donde la película se convirtió en una experiencia íntima y autorreferencial que nos llevó a mi hermana y a mí a conversaciones muy complejas pero reveladoras.
Fue una exploración cinematográfica sobre la familia, sobre la necesidad de hablar de las cosas que nos duelen, que se convierten en un ritual y desencadenan en una búsqueda del arte como una herramienta para sanar y encontrar belleza en ese dolor.
La película se rodó en Popayán (Cauca), a mediados del 2021, en medio de la pandemia y el estallido social, en un ambiente de zozobra, sorteando toda clase de dificultades y limitaciones como la escasez de gasolina y alimentos, pero sobre todo, con el dolor de las cosas que estaban pasando en la ciudad y el departamento del Cauca.
Luego de tres años de arduo trabajo tuvimos nuestro estreno en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias. Para Alejandra fue la oportunidad de conocer el mar y meditar a diario en solitario. Mi madre no pudo acompañarnos presencialmente así que hicimos videollamada con ella, su felicidad y emoción nos acompañó durante todo el viaje; Mi padre estuvo presente y pudo entender el por qué me había demorado tanto trabajando en esta peli. La verdad es que todo alrededor de qué trataba la película había sido misterioso y finalmente allí se reveló el rollo de la historia.
En Cartagena tuvimos la gran alegría de regresar al festival para estrenarla junto a Marcela Morelo, nuestra productora, Sebastián Ágredo, diseñador de sonido, Marco Ágredo, director de fotografía, y Víctor Pardo, script. Fue un momento de orgullo y gratitud para un grupo de amigos que nos juntamos por primera vez a navegar esa cantidad de posibilidades y miedos a los que una se enfrenta cuando quiere hacer cine. Al final de la proyección hubo lágrimas, aplausos, felicitaciones y muchas preguntas sobre Cielo Roto.
Esa misma noche el gran parche de Popayán con el que fuimos a Cartagena se hizo famoso tocando la guacharaca y cumbias del sur hasta el amanecer en las calles de Getsemaní, compartimos con personas que conocimos y que también habían venido con sus películas al festival.
De estreno en estreno
El viaje de "Cielo Roto" no se detuvo en Cartagena. La película se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Gibara en Cuba y en el Festival Internacional de Cine y Narrativas de No Ficción DOQUMENTA en México.
Me aventuré a mi primer viaje sola y fuera de Colombia hacia Ciudad de México. Fue una experiencia totalmente emocionante, caminé en promedio según mi celular 17.000 pasos por día. Fue un encuentro luminoso para mi corazón, amé a diario, caminé durante horas, me arriesgué a hablar con desconocidos en la calle, hice nuevos amigos, guardé silencio para escuchar las historias de otros, me perdí muchas veces, comí lo que quise, bailé cumbia y abracé la vida con todo mi ser.
Luego "Cielo Roto" se estrenó en Europa en el Festival Internacional de Documental de Jihlava en la República Checa, un hito emocionante en el viaje de la película porque significó mi encuentro con el viejo continente. En noviembre de 2023 la película se presentó en el Festival Cine en Femenino en Colombia en Bogotá; seguidamente en el Festival Internacional de Cine de Cali y en el Festival de Cine de Montes de María, tres eventos especialmente significativos para mí, en especial el último, que fue el lugar donde mi rodilla colapsó, me obligó a parar y luego se convirtió en motor de la película.
"El padre es el cielo, la madre es la tierra" es el motor conceptual, narrativo y formal de Cielo Roto que ahora no solo es una obra cinematográfica sino una experiencia de sanación, una exploración de nuestras propias grietas y una celebración de la vida y la resiliencia. Estoy agradecida por cada paso de este viaje y por todas las personas que han sido parte de él.
Para cerrar el ciclo de “Cielo Roto” esperamos el estreno en el Festival de Cine Corto en Popayán, donde seguramente tendrá nuevas lecturas en condición de local y ratificaremos a todos la importancia de arriesgarse, salir a proponer, producir y expresar las voces desde la región.