Xs, S, M, L, en fin, entre letras y números las etiquetas en la ropa en lugar de ser una referencia para adquirir una pieza que te dignifique, suponen un peso mental adicional para muchas mujeres; que la moda no se convierta en una presión, sino en un vehículo de amor propio y de comunicación.
Por: Mafe Romero
Salir de compras puede llegar a convertirse en una de las actividades mas amadas y al mismo tiempo frustrantes de las mujeres, si bien por un lado está el deseo de encontrar piezas de moda, con estilo e incluso de marca, este se puede ver empañado por la culpabilidad de no ‘encajar’ en ese número o letra que se encuentra marcado en la etiqueta. El tallaje comercial, esta muy asociado a los estereotipos de belleza, al biotipo de una cultura y hasta mitos nutricionales, pero en realidad también es un juego comercial.
Como diseñadora de Moda e investigadora de tendencias te puedo decir que lo que más pesa es el ‘juego comercial’. Cada marca tiene un perfil de cliente, un ADN y un imaginario de quién deberá ser el que lleve sus diseños, y entre esas características esta el tallaje, el cual toma de referencia las medidas estandarizadas, pero se van ajustando los números de acuerdo a lo que busquen como estrategia de venta y de posicionamiento.
Ese ´juego comercial’ ha sido destructivo para la sociedad, en el 2019 un estudio realizado por la Asociación Aragonesa de Familiares de Enfermos con un Trastorno de Conducta Alimentaria (Arbada) en Zaragoza, España reveló una cifra alarmante: el 70% de las personas experimentan un malestar psicológico palpable cuando la ropa no les queda”. De ahí la obsesión por el deporte y dietas restrictivas, cuando en realidad una talla no marca si se es ‘flaco’ o ‘gordo’, el tal caso sería el nutricionista o endocrinólogo quien por salud debería de evaluarlo, y no un influencer que no sabe el proceso personal y la relación que cada mujer tiene con ella misma.
Entonces, hay que dejar de pensar que un número representa quién se es, y que una mujer small, vale más que una Extra Large, unirte a movimientos como el body – positive que nos recuerda que las tallas varían de acuerdo a cada marca y que la cuestión del peso es multifactorial, es el primer paso para no caer en la trampa comercial de la moda. No olvidar que la ropa es una forma de comunicación, una manifestación de personalidad, asociada a los cambios culturales y que fue diseñada para ser una herramienta de crecimiento y no de destrucción, razón por la cual hoy las mujeres podemos llevar pantalones.
La invitación es a salir de compras de forma consciente, sabiendo que los ideales de belleza muchas veces no son un reflejo de la realidad, transformar la narrativa que se tiene y desarrollar una relación de respeto y gratitud por el cuerpo, con la claridad que el mayor logro de este planeta es la diversidad y que al final hay que priorizar el autocuidado, evitar las comparaciones y hasta muchas veces limpiar el entorno social físico y digital para lograr valorarse desde unos objetivos personales y no sociales.
Rompe los moldes y haz un estilo a tu medida, esa es la clave.