He perdido la práctica en el periodismo, es la realidad y la acepto. El año pasado Patricia Lara, propietaria de la Revista Cambio en Colombia, después de conversar con ella en XIX la Fiesta del Libro de Cúcuta, me pidió que escribiera un reportaje sobre los indígenas Yukpas, asentados en Villa del Rosario, en la frontera entre Colombia y Venezuela. Y no fui capaz… esgrimí como argumento la falta de tiempo para librarme de una tarea que reconozco muy difícil: hacer periodismo.
Por: Gladys Adriana Espinel Rubio
Especial para Las Narradoras
El periodismo y la Comunicación son dos campos que me tomo muy en serio. Soy de la vieja escuela: de las varias fuentes, de la confrontación de las mismas, de la revisión de los textos por varios ojos. Así que hoy estoy retándome, en medio de mi trabajo como docente universitaria que incluye actividades de investigación y proyección social, a abrirme un espacio en Las Narradoras.
Era un sábado de abril y mientras acompañaba a una colega en el aeropuerto de Santiago de Compostela, en Galicia (España) cuando me llamó mi amiga, Ariadne Villota a proponerme hacer parte de Las Narradoras. Confieso que me emocioné. Había estado presentando mi incipiente investigación sobre las mujeres periodistas colombianas y su representación en cargos directivos en las plataformas informativas digitales y sentí que el universo me guiñaba el ojo; para coronar el pastel de coincidencias con una enorme y brillante cereza, el aeropuerto donde estaba se llama Rosalía de Castro, una poetisa del siglo XIX que escribía en gallego, como una forma de subvertir la tradición del español como lengua culta.
Así que acá estamos… intentando escribir una columna de opinión. Espero pronto presentarles crónicas y por qué no, reportajes. Por ahora, decirles que Colombia tiene una interesante tradición de presencia de mujeres en el periodismo; desde los periódicos para el ‘bello sexo’ que se editaban en el siglo XIX hasta los actuales medios soportados en plataformas digitales, las periodistas en este país, pese a los riesgos, se han posicionado en la esfera pública, siendo incluso, líderes de opinión.
En la actualidad, las periodistas que están redefiniendo la narrativa en plataformas digitales. Su enfoque en temas como los derechos humanos, la igualdad de género y la justicia social ha enriquecido el panorama informativo, aportando perspectivas que son esenciales en nuestra comprensión del mundo.
A pesar de sus logros, las mujeres periodistas continúan enfrentando desafíos significativos. La violencia de género, el acoso en el lugar de trabajo y la falta de representación en posiciones de liderazgo son solo algunas de las barreras que aún persisten. En América Latina las mujeres representan al 47% de los reporteros de prensa, 36% en radio y 50% en televisión, sin embargo, cerca de la mitad de estas continúan siendo asignadas al cubrimiento de temas blandos lo que aumenta la estereotipación y promueve la idea de que las mujeres no deberían ejercer el periodismo por ser una profesión riesgosa.
Este riesgo es físico como virtual. En Colombia, el ciberacoso creció en un 129 por ciento desde 2019, siendo las mujeres que ejercen el periodismo las principales víctimas de esta práctica.
La lucha por un entorno más equitativo y seguro no solo beneficia a las periodistas, sino que también fortalece la calidad del periodismo en su conjunto. Cuando se amplían las voces en la sala de redacción, se enriquece la diversidad de historias que se cuentan.
La incorporación de la perspectiva de género en los medios de comunicación fortalece tanto el contenido informativo como la experiencia de la audiencia en varios niveles. En primer lugar, esta inclusión permite a los medios cumplir con su función social, al reflejar de manera más completa la realidad al integrar las voces femeninas. En segundo lugar, al otorgar a las mujeres una entidad propia en la narrativa mediática, se facilita su visibilización y se reconoce su rol esencial en el tejido social. Finalmente, esta ampliación de la realidad informativa contribuye a construir un panorama más realista, donde las mujeres son representadas como agentes activos en diversos contextos, lo que favorece una comprensión más matizada y equitativa de la sociedad contemporánea.
Después de 15 años de haber estado alejada del ejercicio del periodismo, regreso con una misión: reconocer y celebrar el invaluable rol de las mujeres y sus luchas, y sus dichas, y sus triunfos y sus derrotas, en fin, de sus vidas.
En mi nuevo espacio en Las Narradoras, un portal dedicado a amplificar las voces femeninas, quiero rendir homenaje a las historias de aquellas que, sistemáticamente, han enfrentado silencios, obstáculos y desigualdades. Este espacio es un acto de reivindicación y gratitud. Porque, al final, cada palabra escrita es un eco de sus sacrificios y valentía, y cada historia contada es un paso hacia un futuro más justo e inclusivo.