Diana María, una artesana que recorre el país ofreciendo sus productos en ferias empresariales, se debate entre la necesidad de generar recursos para su subsistencia y las dolencias físicas que le piden un alto en el camino. Como muchas personas en Colombia, no pudo acceder a una pensión y ahora enfrenta la vida un día a la vez. Siempre con una sonrisa sigue haciendo camino al andar.
Narradora: Ariadne Villota Ospina
En noviembre de este año Diana María Escobar Gómez, una paisa de pura cepa, nacida en Sabaneta Antioquia, llegará al “sexto piso” y tal vez sea este el momento de detener su camino, ese que la ha llevado por diferentes ciudades de Colombia, y hasta de Venezuela, compartiendo con la gente su talento como artesana y sus dones astrológicos.
Sus padres y uno de sus hermanos ya fallecieron. Quedan 5 de 6, cuatro mujeres y un hombre. Diana María vive con una hermana, su esposo y su sobrino, pues se separó hace 11 años y quedó “sola”. Cuenta que no tuvo hijos biológicos y que esa decisión fue consensuada con su compañero, así que ahora, además de los familiares con quienes convive, tiene como compañía a su hijo de cuatro patas y siete vidas, Pepe, que es su consentido.
Trabajaba siempre en oficinas, haciendo labor administrativa o lo que se necesitara. Pasó por una juguetería y almacenes donde se vendían formaletas, lámparas y otras cosas. Su vida dio un giro cuando conoció al que fuera su pareja por 9 años. Él, astrólogo de profesión, comenzó a llevarla por un camino diferente. Le enseñó muchas cosas, entre ellas el manejo de los cuarzos como amuletos, usados por sus propiedades energéticas y protectoras.
También la preparó para manejar “los dados de la intuición”, una especie de juego donde la persona piensa una pregunta que pueda responderse con Sí o No, mueve los dados entre sus dos manos para luego lanzarlos en un pequeño tablero. Dice Diana María que estos dados son una herramienta utilizada en la astrología que conoció su exesposo en Grecia. Usualmente son tres dados (uno para los signos zodiacales, uno para planetas y el otro para casas astrológicas) y quien “lee” el resultado debe conocer los diferentes significados e interpretar para dar la respuesta.
Este juego, es una de las atracciones del puesto que maneja Diana María en las ferias de pueblos y ciudades. Siempre con una sonrisa y gesto amable para indicarle a sus clientes lo que “dicen” los dados y lo que aconseja la intuición.
Comenzó con su pareja esta aventura de irse de feria en feria, renunció a su trabajo de oficina, y se dedicó de lleno a su nueva actividad. En pandemia, y ya separada, se reinventó como muchos emprendedores del país y comenzó a fortalecer sus conocimientos en la elaboración de joyas artesanales como manillas y collares. “Aprendí sola, haciendo tejidos, capacitándome en internet y otras partes y eso me ha ayudado mucho para mis ventas ya que el tema de los cuarzos ha bajado con el paso del tiempo”, afirma.
Ha recorrido ciudades como Ibagué, Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Sevilla y Popayán, entre otras. También estuvo con sus productos en El Táchira, Venezuela. Ese es su trabajo y es su vida, ir de ciudad en ciudad, armar su puesto y ofrecer sus productos a propios y turistas que llegan a las ferias artesanales y empresariales.
El trabajo es duro, antes de viajar tiene que elaborar sus productos y organizar hasta lo más mínimo: revisar la mercancía, hacer inventario, alistar los implementos, la mesa, los tableros, en fin…cada detalle de lo que será el estand en su nuevo destino. Han sido muchos días y noches de viaje, estadía en hoteles, comida en la calle y muchas horas atendiendo un puesto para ganarse el sustento.
Cuenta que lo que más le gusta de su trabajo es conocer gente y hacer amigos a donde quiera que va. También ha aprovechado para conocer sitios turísticos y probar la gastronomía de las diferentes ciudades; sin embargo, ahora dice que se siente cansada y algo enferma, pues la columna le ha empezado a molestar como consecuencia del esfuerzo realizado durante tantos años.
Además, cuenta que su actividad ya no es tan rentable como antes y que las ventas han bajado, “ahora son muchos gastos y pocas ganancias, se gasta en hotel, comida, pasajes, el valor del estand…la economía en todo el país está mal, en las tiendas, almacenes, todo está duro”.
Actualmente Diana María tiene una situación que enfrentan muchos colombianos: vive del empleo informal y no logró acceder a una pensión porque no cotizó el tiempo suficiente. Hace un par de años le devolvieron los aportes que hizo y, por supuesto, ese dinero se fue hace rato en los gastos de subsistencia.
Y es que según las estadísticas del DANE un porcentaje significativo de colombianos en edad de retiro no accede a una pensión. En 2021, solo el 16% de los 7.5 millones de personas en edad de jubilación recibía pensión. Además, la brecha de género es notable, con solo el 12.1% de las mujeres en edad de retiro recibiendo pensión, frente al 22.5% de los hombres.
Por eso, dice que no sabe qué va a hacer y que ve su futuro con incertidumbre, “voy a cumplir 60 años y estoy cansada y enferma, no sé si poner un puesto fijo en Sabaneta donde pueda ofrecer mis productos y solo ir a ferias cercanas porque necesito un sustento que me ayude para los gastos personales y de la casa”.
A pesar de todo, Diana María no pierde la sonrisa ni la mirada cálida, resalta los buenos recuerdos y los momentos vividos que le ha dejado su trabajo como artesana itinerante, “lo que uno conoce, la gente con la que comparte, los reencuentros son experiencias bonitas que lo llenan a uno de recuerdos, se lleva uno cosas bonitas de todas partes”, dice sin vacilar.
Y ante el futuro incierto su opción es seguir adelante, seguir su intuición, como en el juego de los dados; por eso se prepara de nuevo para viajar en junio a las ferias de Calarcá, allí en su próximo destino seguirá haciendo lo que sabe hacer…, con el mismo amor y dedicación de siempre y como dice el refrán, “hasta que el cuerpo aguante”.