¿Tener hijos es un deseo propio o una expectativa impuesta? Cada vez más personas se hacen esta pregunta. Lo que antes se asumía como un paso obligado, especialmente para nosotras las mujeres, hoy se entiende como una decisión personal que, en muchos casos, ha sido reemplazada por proyectos profesionales, sueños cumplidos, libertad y calidad de vida.
Narradora: Mariposa vagarosa
La realidad demográfica confirma esta transformación cultural y social. En el 2024 nacieron apenas 445.011 bebés en Colombia, un 13,7 % menos que en 2023 —la cifra más baja en la historia reciente— y un 32,7 % menos que en 2015, según la Universidad EAN.
Más que un dato estadístico esta tendencia revela un cambio estructural: la fecundidad disminuye, la edad para tener el primer hijo o hija aumenta y la maternidad o paternidad se pospone, o se renuncia a ella para priorizar aspiraciones personales, estabilidad económica o desarrollo profesional.
Las causas son múltiples: costos de vida muy elevados, incertidumbre laboral, temor respecto al futuro, barreras para acceder a una vivienda y a la educación. Esto sumado a una mayor participación laboral y educativa de las mujeres, hacen que la paternidad y la maternidad más que una opción, sea un verdadero reto que no todos pueden, ni quieren, asumir.
Bien lo resume una frase que me dijo una amiga y madre: “Un hijo es como un lujo… si nunca lo has tenido, no lo vas a necesitar; pero si lo tienes, no podrás vivir sin él”. Una reflexión que ilustra la doble cara de esta decisión: fuente de plenitud para algunos, opción no deseada e innecesaria para otros.
No optar por la maternidad o la paternidad no significa frialdad ni renuncia a la felicidad: es otra forma de concebirla. Para muchas parejas jóvenes, la plenitud se encuentra en una mayor independencia, en proyectos personales, en los viajes o incluso en el vínculo profundo con mascotas que hoy ocupan el lugar de verdaderos compañeros de vida.
Hoy, la crianza ya no marca el límite del afecto ni del legado: se ha convertido en una elección íntima que revela cuánto ha evolucionado nuestra época. Según datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2025 sólo el 16 % de las mujeres entre 15 y 49 años en nuestro país desea tener hijos, la mitad que hace una década.
Esta reflexión nace en medio de un reencuentro con mis amigas del colegio. Algunas eligieron no tener hijos y viven a plenitud sus proyectos; otras, como yo, encontramos felicidad en la maternidad, incluso con las complejidades que conlleva. Esa diversidad confirma justamente que no existe un único camino, sino decisiones personales igualmente respetables.