En una perspectiva de largo plazo convendría transitar de un Tratado de Cooperación como el que tenemos hoy, a uno de integración que permita contar con normas de protección ambiental y autoridades regionales que hagan posible cuidar a la Amazonía como un todo.

Por: Yolanda Jimena Ramírez
Comunicadora social y periodista

Ecuánime, claro y contundente en sus planteamientos, Guillermo Rivera Flórez, actual Embajador de Colombia en Brasil, ha asumido los retos que su compromiso con Colombia, en distintos momentos y desde diferentes posiciones, le han ido planteando. Apasionado por el análisis permanente de la realidad nacional e internacional, y garante del ejercicio de los derechos por convicción y formación, su reciente tránsito por la vida diplomática, le ha permitido explorar nuevos y retadores campos de acción, a los que ha respondido con entusiasmo, responsabilidad y compromiso.

El camino recorrido en la política exterior al frente de la Embajada en Brasil, dirigida desde sus inicios por el Gobierno Nacional, a la defensa de la Amazonía, ha llevado a Rivera Flórez desde el pasado mes de agosto, a asumir un nuevo rol como Embajador itinerante  para asuntos amazónicos y otros ecosistemas estratégicos; decisión a través de la cual, el Gobierno Colombiano reafirmó su compromiso con el fortalecimiento de la defensa de la Amazonía como territorio esencial para la biodiversidad del planeta y el equilibrio climático global, que deberá  materializarse en la promoción de iniciativas de cooperación internacional, la representación de Colombia en los organismos multilaterales orientados a la protección del medio ambiente, y en facilitar el diálogo permanente entre los países amazónicos.

Misión que al Embajador le resulta cercana, casi que entrañable. “Toda mi vida, con independencia de mi edad o actividad laboral, he admirado y disfrutado de las riquezas naturales de mi región y eso me condujo siempre a tener una actitud de compromiso con su preservación”, afirma al mencionarle el Putumayo, región de la que es hijo, a la que vuelve cada vez que la vida se lo permite, y que es considerada uno de los ecosistemas más valiosos en Colombia, parte integral de la cuenca amazónica.

A pocos días del inicio en la ciudad de Cali de la 16ª Conferencia de las partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica, COP16, que reúne a representantes de gobiernos de más de 200 países de todo el mundo, en torno a la discusión y toma de decisiones orientadas a la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible de los recursos naturales, Las Narradoras contactaron al Embajador Guillermo Rivera Flórez, para hablar de ella, pero fundamentalmente, de las acciones multilaterales de conservación y protección ya emprendidas, y el papel que las comunidades vienen cumpliendo en la implementación de las mismas, como parte de los acuerdos fundamentales suscritos en la Declaración de Belém do Pará 2023, entre los 8 países amazónicos – Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela-, que se centra en la protección de la Amazonía y el abordaje de los múltiples desafíos ambientales y sociales en estos territorios compartidos.

 LN: El 2024 ha sido un año de muchos retos en materia ambiental para Colombia, pues aunque en 2023 se registró una reducción notable en la deforestación, alcanzando la cifra más baja en 23 años; sólo durante el primer trimestre de 2024 aumentó en un 40% en la Amazonía, en comparación con el mismo período. En este sentido, y conociendo de las estrategias asumidas desde el Gobierno Nacional y en cooperación con otras naciones, ¿cómo se trabaja en fortalecer la estrategia de intervención y la sostenibilidad de los resultados en el corto, mediano y largo plazo?

En la Cumbre Presidencial de Belém do Pará de agosto de 2023 que reunió a los Jefes de Estado de los 8 países miembros del Tratado de Cooperación Amazónica, se tomaron decisiones muy importantes, una de ellas es el objetivo de alcanzar una reducción sustancial de la deforestación en la región. Durante la negociación de la declaración que en ese momento hicieron los presidentes, Colombia propuso que se estableciera el año 2030 como el año de deforestación cero. Desafortunadamente no se logró un consenso frente a esa meta cronológica. En lo que si hubo consenso fue frente a las estrategias para alcanzar lo más pronto posible una deforestación cero. Esas estrategias incluyen cooperación policial y judicial, y monitoreo regional permanente y de alta tecnología.

LN: El fenómeno de la deforestación es multicausal, y la afectación producto de ella, multidimensional. Partiendo de esta afirmación y desde su posición de Embajador itinerante para asuntos amazónicos y otros ecosistemas estratégicos, ¿cuáles considera son las tres principales acciones que, con una mirada transnacional, permitirán de manera efectiva avanzar en el propósito de frenarla no sólo en la Amazonía, también en otras áreas protegidas o que resultan estratégicas?

La primera acción necesaria es aumentar y mejorar las capacidades de monitoreo a través de sensores remotos, imágenes satelitales y de radar y otras nuevas tecnologías como los drones. Esto le permitirá a las entidades nacionales competentes y a la región como un todo, una pronta detección de las áreas de mayor riesgo o de las que están siendo ya afectadas, además de ser más eficientes en el momento de tomar medidas, e incluso de generar modelos predictivos sobre tendencias de comportamiento. Esto ya está inventado, Brasil lo aplica con éxito no sólo en áreas deforestadas, sino también para identificar focos de calor que pudieran generar incendios forestales; para detectar áreas degradadas por minería ilegal, e incluso para hacer seguimiento de fenómenos cada vez más fuertes como la disminución del caudal de los ríos por sequía o la atención temprana en caso de inundaciones.

Espero pronto tenerles buenas noticias de un proyecto que hemos venido trabajando, conjuntamente con nuestra Fuerza Aérea y que apunta a constituir en Leticia un Centro de Monitoreo de la Amazonía Colombiana.

De hecho, uno de los proyectos más fuertes en los que estamos trabajando los 8 países en el marco de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónico, OTCA es en el Observatorio Regional Amazónico (ORA), que justamente apunta a tener una base de información consolidada y abierta, al servicio de los países, frente a todos estos fenómenos que he mencionado.

La segunda acción, que se deriva de la anterior, es el trabajo coordinado de los Estados que conformamos la cuenca, porque la deforestación, en algunas de sus manifestaciones, al igual que la minería ilegal o el tráfico de especies ya no son fenómenos locales aislados sino delitos trasnacionales, altamente lucrativos. Las bandas de crimen organizado trasnacional usan las fronteras territoriales para escapar de la persecución de las autoridades nacionales, de ahí que es importante una cooperación en tiempo real de las autoridades de los 8 países. En una perspectiva de largo plazo convendría transitar de un Tratado de Cooperación como el que tenemos hoy a uno de integración que permita contar con normas de protección ambiental y autoridades regionales que hagan posible cuidar a la Amazonía como un todo. De eso hablaron los presidentes Petro y Lula en su encuentro del mes de abril en Bogotá, y en la declaración que suscribieron, acordaron estudiar alternativas al respecto para proponerlas a los otros países de la región.

También es necesario avanzar en la búsqueda de mecanismos financieros novedosos. El presidente Petro ha venido proponiendo el canje de deuda externa por acción climática. De ello ha dejado constancia en diversos foros internacionales como la Cumbre Amazónica y el encuentro de Jefes de Estado de Sur América que constituyó lo que se conoce como el consenso de Brasilia.

LN: Uno de los grandes propósitos de los que en materia ambiental ha hablado durante los últimos años el Gobierno Nacional, es el de “reproducir una frontera verde hacia los Andes”, que en un país como Colombia resulta una iniciativa totalmente acertada y urgente. ¿Cómo se desarrolla esta iniciativa en la práctica? ¿De qué resultados podemos hablar hasta hoy?

Yo solo podría ofrecer una respuesta en materia de política exterior que es el ámbito de mis competencias actuales. En ese sentido me permito señalar que en la Declaración de Belém se incluyó la perspectiva andino amazónica bajo el entendido de que cuidar el bosque andino significa también cuidar el amazónico y viceversa. Que esa perspectiva haya sido incluida en la citada declaración quiere decir que los países que tenemos la doble condición de ser andinos y amazónicos tenemos la obligación de trabajar por la preservación del bosque de uno y otro territorio. Lo que está ocurriendo con los embalses del páramo de Chingaza que proveen de agua a Bogotá es una muestra de cómo la vida de los habitantes de la cordillera de los Andes, como los de nuestra capital, depende de que la selva amazónica sea preservada.

LN: La COP 16 será sin duda uno de los eventos más importantes a nivel mundial en lo relacionado con la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental, con retadores puntos en su agenda, entre ellos, poner en común esos planes de acción de las naciones miembros de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) que permitan la implementación efectiva de lo dispuesto en el marco mundial de diversidad biológica de Kunming-Montreal. ¿Qué aspectos pueden destacarse del Plan de Acción propuesto por Colombia que estén mostrando su pertinencia para avanzar en el cumplimiento de las metas trazadas?

La organización integral de la COP16 es un tema que lidera el Ministerio del Medio Ambiente. En lo que respecta a los encargos que tengo particularmente como Embajador Itinerante para la Amazonía, quiero resaltar que paralelamente Colombia está promoviendo dos reuniones, una de los Ministros de Relaciones Exteriores y otra de los Ministros de Ambiente de los 8 países que conforman la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, en el entendido que si bien la COP16 es una oportunidad para pensar globalmente, es también una oportunidad para articular esfuerzos en lo regional, alrededor de nuestra Amazonía común.

No podemos perder de vista que la Conferencia de las Naciones Unidas de Cambio Climático-COP30 se realizará en noviembre de 2025 en la Amazonía de Brasil y desde ya los países amazónicos, bajo la convocatoria y liderazgo de Colombia, queremos hacer en Cali un nuevo llamado de atención sobre la necesidad de que el mundo vuelque la mirada hacia la Amazonía para fortalecer acciones de preservación.

LN: La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) ha sido enfática en reconocer la importancia de la participación comunitaria en la lucha contra la deforestación y la degradación de tierras. Desde su visión como Embajador primero, pero también como ciudadano colombiano, hijo de una región selvática, afectada igualmente por fenómenos de deforestación, sobre explotación de recursos, contaminación y deterioro de ecosistemas, entre otros, ¿cómo concibe esa participación efectiva de las comunidades desde lo cotidiano, como apoyo a la resolución de una problemática global de enormes proporciones?

La participación comunitaria no sólo es un pedido explícito de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, lo es también, entre otras, de la Declaración Presidencial de Belém, donde se resalta la necesidad de ver el rostro humano de la Amazonía. Esto no quiere decir nada diferente a que las decisiones que se tomen respecto de la preservación, manejo sostenible y protección del bioma amazónico deben ser tomadas con las comunidades indígenas y tradicionales.

LN: En ese mismo contexto de participación comunitaria, y teniendo en cuenta que somos un país de liderazgos femeninos muy importantes ¿Cuál es el papel que están asumiendo las mujeres colombianas en el marco de estas estrategias globales de cuidado del medio ambiente?

El derecho a gozar de un medio ambiente sano hace parte de los derechos humanos reconocidos por el sistema universal y por el sistema interamericano. De igual manera, la equidad de género hace parte de la gran sombrilla del derecho a la igualdad que es también un derecho humano. Y los derechos humanos deben ser vistos y garantizados integralmente. Esto quiere decir que todo lo que se haga en favor de garantizar el derecho a un medio ambiente sano debe hacerse también garantizando los demás derechos, incluido el de la equidad de género.

La Declaración de Belém reconoce como punto de partida el respeto y garantía de los derechos humanos, pero además, así como tenemos un embajador itinerante para asuntos amazónicos, tenemos también una embajada para políticas de equidad de género. Al frente de esa Embajada se encuentra la Embajadora Arlen Tickner. En nuestra política exterior la equidad de género es un asunto transversal y las acciones de promoción de liderazgos femeninos, así como las acciones afirmativas para garantizarlo, son asuntos que están en el primer lugar de nuestros compromisos.

Me siento muy orgulloso de que la persona que está al frente de nuestro Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible sea una mujer de una probidad e integridad indiscutibles. La Ministra Susana Muhammad es la líder de la organización de la COP 16 y será ella quien la presidirá

LN: Desde su posición como Embajador, y conociendo igualmente las dinámicas que los cambios de Gobierno tienen en el cumplimiento y proyección de acciones a mediano y largo plazo, especialmente, ¿cómo lograr dar continuidad a las acciones ya emprendidas, para evitar retrasos y dilaciones en el cumplimiento de las metas, o lo que es peor, retrocesos?

En este punto creo que lo fundamental es entender que la crisis climática es una realidad y que el punto de no retorno está cada vez más cerca. Lo que se pacta en el marco de los Acuerdos Multilaterales sobre el Medio Ambiente son compromisos de Estado y estos deben cumplirse independientemente de quien esté al frente de cada Estado.