Los “cuarentones” debemos afrontar un difícil mercado laboral que nos señala, nos estigmatiza y nos rechaza. Pero este es el momento de demostrar lo que vale la experiencia, el conocimiento adquirido en el día a día y la madurez emocional que dan los años. ¡Somos una nueva fuerza laboral que se abre paso en una sociedad excluyente!
Narradora invitada: Jimnet Alejandra Córdoba
Especialista en SGSST y Gestión Humana.
Cuando estaba en mis veinte no pensé en lo difícil que se podría tornar la búsqueda de empleo a mis cuarenta años, es más veía esa posibilidad algo lejana, porque estaba en uno de los mejores momentos de mi vida laboral.
Puedo decir que trabajé sin parar por más de trece años, hice una pequeña pausa cuando nació mi hija, y luego retomé labores. Cambié de empresa en varias oportunidades, pero esos cambios, a mi forma de ver, se dieron de manera tan natural que pesaba que a futuro no tendría inconvenientes en emplearme rápidamente.
Muchas veces en mis 20s y 30s tuve la idea de emprender, de iniciar como independiente, de tener un ingreso adicional para luego solo dedicarme a trabajar por mi cuenta, pero me desanimaba, porque la comodidad de tener un salario fijo y estable era en ese entonces lo mejor: estaba en mi “zona de confort”; así que dejé pasar el tiempo y las ideas y me concentré en el trabajo que hacía en ese entonces.
Llegue a mis cuarenta y luego de unos meses me quedé sin trabajo, paso lo que pensé no me pasaría. Pero en ese momento me animé y me dije a mí misma que sería bueno tomarme un par de días de descanso, ya que hacía mucho no descansaba por el corre-corre de la oficina y quise dedicarle ese tiempo a mi hija.
Cuando retomé y empecé a buscar opciones laborales descubrí que esta tarea ya no era tan fácil como tiempo atrás, algunas convocatorias las delimitaban con la edad y yo no encajaba. Sin embargo, continúe con optimismo en esa búsqueda sin tener respuestas favorables, en la mayoría de ocasiones sin siquiera saber por qué mi currículo no encajaba en los cargos para los cuales aplicaba, estando segura que cumplía con el perfil o requisitos solicitados.
Después de algunos meses en una búsqueda fallida empecé a cuestionar cuál era la razón para no pasar el filtro en los procesos de selección. ¿Mi CV no es tan atractivo como pensaba? ¿No tengo las competencias suficientes? ¿estoy sobre calificada? ¿mi experiencia ya no es suficiente? ¿O acaso será mi edad?
Lo que más me taladraba en la cabeza era la edad, ¿será que me consideran “entrada en años” para vincularme laboralmente? Sentí mucha frustración e impotencia porque no entendía cómo era posible que me pasara esto, en un momento de mi vida en que me siento aún vital y con energía para trabajar y además teniendo un bagaje de experiencia y formación amplio e importante en mis áreas de conocimiento (cuento con mi pregrado y además de una especialización y dos programas de máster).
Fue muy difícil asumir este momento en mi vida, pero me llevó a reflexionar sobre las razones que llevan a algunas empresas a discriminar por la edad (más aún cuando mi área de experticia es la gestión humana), y más allá a preguntarme por qué se abstienen de contratar personas mayores de 40.
Consideré varias razones que quiero comentar. Resulta que los empleadores señalan a las personas de 40 ya como “mayores” y esgrimen sus razones para no contratarlas, entre ellas:
- Dificultad para adaptarse a las nuevas tecnologías en un entorno laboral
- Salarios muy altos los cuales no tienen presupuestado para pagar ya que son personas con amplia experiencia y conocimiento
- Por la imagen, algunas empresas prefieren que su personal sea joven porque es lo que desean proyectar.
- Mantenerse motivados y comprometidos puede ser un inconveniente al tener otras prioridades y más si se cerca a la edad de pensionarse
- Disminución d producción laboral, se cree que las personas mayores serán menos productivas, se cansan más rápido y se enferman con más frecuencia.
No puedo decir que comparto el punto de vista de los empleadores, aunque algunos argumentos podrían ser válidos, pero quiero dar mi opinión personal y profesional al respecto: Las personas con 40 y más, somos una generación madura que ha cambiado sus prioridades, tenemos una madurez que nos hace más responsables, más comprometidos y más leales.
Si los empleadores dejaran sus prejuicios y conformaran equipos donde las diferentes generaciones se relacionen e intercambien conocimientos y puntos de vista, las empresas no solo se volverían más inclusivas, sino más frescas y dinámicas.
Los “cuarentones” tenemos lo que le falta a los más jóvenes: EXPERIENCIA, esa experiencia de toda una carrera laboral vivida donde nos correspondió lidiar con diferentes situaciones, tomar decisiones, trabajar bajo presión, pasar por crisis y seguir firme con la labor. Esta experiencia, que a veces no es valorada, es una perla preciosa que es clave para fortalecer y hacer más productivo un equipo de trabajo.
Así que, si eres una persona que pertenece al grupo de 40 y más y estás lidiando por ubicarte laboralmente, debes tener en cuenta todo este contexto y tal vez considerar que es momento de reinventarte, de crear tu propia estrategia para encontrar el puesto deseado o emprender e iniciar tu propio negocio, ¡lo puedes lograr! Recuerda que tu “as bajo la manga” es tu experiencia y puedes contextualizarla al momento que vives para que sea tu impulso y no tu ancla; por ejemplo, no es lo mismo decir que soy vendedor a decir que soy Ejecutivo especialista en Ventas o decir soy Comunicador a Experto en Comunicación y relacionamiento. El cómo presentas tu hoja de vida y cómo vendes tu experiencia es importante, piensa en la manera de hacer atractivo tu currículo para comenzar.
Si no sabes cómo iniciar, reflexiona sobre tu mayor talento, qué es lo que sabes hacer y que haces muy bien, cuál es ese valor agregado que puedes aportar, cuál es el sector en el que puedes aplicar tu experiencia y conocimientos.
Cuando fui consciente de mi “as bajo la manga” y respondí a estas preguntas, cambió la forma de ver mi situación y aunque nada es mágico, sé que con constancia, perseverancia e insistencia, las oportunidades llegarán porque estoy vendiendo lo que sé hacer y estoy preparada.
Es claro y contundente: a los 40 es más difícil ubicarse laboralmente, pero no es imposible, con la actitud correcta se pueden tener resultados sorprendentes en el proceso de búsqueda de una oportunidad, ¡somos una nueva fuerza laboral con mucho para aportar!